La colección presenta principalmente seis fotografías de formato medio (60x60cm) intervenidas con plantilla y pintura en spray a modo de graffiti. En ellas el público se ve obligado a buscar significados y a reconstruir una narración.
Las imágenes capturan detalles y situaciones breves, fugaces, que podrían resultar inapreciables en la realidad.
No todas representan situaciones reconocibles, algunas son momentos de tiempo vacío, instantes sin importancia que la mirada encuentra.
Las imágenes, a veces desenfocadas, se alejan intencionadamente del virtuosismo fotográfico así como de la utilización de recursos técnicos y es esta economía de medios la que provoca el efecto de casualidad.
Estos “descartes” fotográficos sirven de lienzo improvisado para una comunicación mas directa con el público mediante palabras que forman HOME IS WHERE THE ART IS, una de las frases que se pueden leer en la colección (guiños ocultos a The Smiths) y que a su vez funcionan individualmente, al igual que las imágenes, como obras aisladas.
Por otra parte, las fotografías se complementan con dos esculturas que simulan mobiliario doméstico, confeccionadas con materiales de la calle. Estas citan nuevas frases, ARTY BLOODY FARTY y la que da título a la colección HOME ART, ambas estan escritas con plantilla y spray al igual que las fotografías y como estas pretenden integrar el arte urbano en nuestro propio hogar.
La importancia concedida a la introspección, el trabajo anónimo y solitario, y el ambiente en el que se va a crear es una de las preocupaciones capitales de esta y otras series de Mitrotti.
La nueva vía que "Home Art" abre pasa por la asimilación del diseño, el street art y la fotografía con las formas puras de la creación artística: así, todo cobra un sentido unitario entre disciplinas clásicas (fotografía, pintura, escultura) forzadas a evidenciarse como casuales, intuitivas, no académicas y domésticas.
El artista se preocupa por establecer un marco íntimo desde donde operar, el marco de liberación que supone la seguridad doméstica para que ese "cautivo interior" que protagonizase una anterior serie pueda manifestarse, romper sus cadenas.
Las imágenes capturan detalles y situaciones breves, fugaces, que podrían resultar inapreciables en la realidad.
No todas representan situaciones reconocibles, algunas son momentos de tiempo vacío, instantes sin importancia que la mirada encuentra.
Las imágenes, a veces desenfocadas, se alejan intencionadamente del virtuosismo fotográfico así como de la utilización de recursos técnicos y es esta economía de medios la que provoca el efecto de casualidad.
Estos “descartes” fotográficos sirven de lienzo improvisado para una comunicación mas directa con el público mediante palabras que forman HOME IS WHERE THE ART IS, una de las frases que se pueden leer en la colección (guiños ocultos a The Smiths) y que a su vez funcionan individualmente, al igual que las imágenes, como obras aisladas.
Por otra parte, las fotografías se complementan con dos esculturas que simulan mobiliario doméstico, confeccionadas con materiales de la calle. Estas citan nuevas frases, ARTY BLOODY FARTY y la que da título a la colección HOME ART, ambas estan escritas con plantilla y spray al igual que las fotografías y como estas pretenden integrar el arte urbano en nuestro propio hogar.
La importancia concedida a la introspección, el trabajo anónimo y solitario, y el ambiente en el que se va a crear es una de las preocupaciones capitales de esta y otras series de Mitrotti.
La nueva vía que "Home Art" abre pasa por la asimilación del diseño, el street art y la fotografía con las formas puras de la creación artística: así, todo cobra un sentido unitario entre disciplinas clásicas (fotografía, pintura, escultura) forzadas a evidenciarse como casuales, intuitivas, no académicas y domésticas.
El artista se preocupa por establecer un marco íntimo desde donde operar, el marco de liberación que supone la seguridad doméstica para que ese "cautivo interior" que protagonizase una anterior serie pueda manifestarse, romper sus cadenas.
El sujeto creador y el objeto creado, al final, son colocados en la misma posición cognoscible, al mismo nivel: ya no hay linealidad entre productor y producto, sino que el objeto producido termina por modificar al propio creador, y su vuelta sobre él en el proceso de reasignación (al fotografiar el motivo dibujado, al reproducir con palabras la idea que lo sustenta, al reubicar el objeto diseñado como escultura en el espacio) termina vinculando también al espectador como agente creativo. Una invitación honesta a mirar con atención la realidad que nos rodea, y sacar partido de ella.
